Cometer errores es parte de
nuestro día a día.
Aparecen en cualquier
situación, en lo sentimental, en lo doméstico, con otras personas, en el plano
laboral y en otras ocasiones.
Es necesario ser consciente y
reconocerlo.
Esta actitud inteligente y
humilde que ayuda a salir reforzado del trance y a no volver a fallar en lo
mismo.
Solo cuando dejamos de negar
nuestros errores y de bloquear nuestras emociones negativas permitiremos que
nos influyan también las positivas.
Cometer errores es algo natural
para el ser humano, cuando te atreves con cosas nuevas. Surgen más errores, cuando
realizas algo por primera vez y entras en un territorio desconocido por ti.
Cometer errores significa que
te estás moviendo, que intentas superarte.
Los errores son normalmente el
resultado de nuestra inexperiencia en un campo y cometerlos nos permite
adquirir conocimientos y habilidades.
Los fallos nos aportan
información muy valiosa sobre nosotros mismos, aumentan nuestro nivel de
autoconocimiento.
Estadísticamente es
prácticamente imposible no cometer errores, así que, intentemos sacarle partido
aprovechando la oportunidad para reconocerlo, realizar un análisis, generar un aprendizaje
y ganar experiencia.
Hay personas que cuidan los
detalles convirtiéndose en perfeccionistas, algunas lo hacen por el placer de
las cosas bien hechas, otras en cambio, se refugian en el perfeccionismo por el
miedo a fallar.
¿De qué sirve lamentarse en
algo que ha salido mal?
Analiza la situación y da lo
mejor de ti mismo para encontrar nuevas opciones, una vez que las tengas,
piensa cómo has llegado hasta ahí y qué harás para que no vuelva a suceder lo
mismo.
Cuando aceptamos el error y las
emociones que provoca: frustración, ira, tristeza… y los dejamos fluir sin intentar suprimirlos, sólo
entonces, dejan de ser tus emociones, para ser sólo
emociones.
Así se disuelven.
No hay comentarios:
Publicar un comentario